Crónicas
“Por fin le dieron una
consulta médica”
Por: Mendoza Tavera Selina
Eran las 9 de la
mañana del 14 de febrero del 2018, cuando la Señora Estela Sánchez rebuscaba en
la bolsa de plástico en la cual guardaba sus pocas pertenencias, un pedazo de
pan que había guardado la noche anterior ya que 4hrs antes (o sea a las 4 de la
mañana) había salido de lo que ella consideraba su hogar, ubicado más al fondo
de lo que llaman “La Laguna” de jardines de Morelos en el Municipio de Ecatepec
de Morelos, la cual es un cinturón de pobreza, miseria e inseguridad que ni siquiera
los operativos de la base de operaciones mixtas (conformada por el ejército, Marina,
policía estatal, ministerial y municipal), ubicada a unos cientos de metros de ahí,
se atreven a entrar, y únicamente merodean por sus alrededores para encontrar
chivos expiatorios en sus pseudo operativos de seguridad y deteniendo a gente
inocente y trabajadora como la Señora Estela, tuvo la desgracia de llegar a
vivir a esa zona.
Regresando a lo que
acontecía con la Señora Estela, ella había salido a las 4 de la mañana para
dirigirse al Hospital General de Zona “Las Américas” que a palabras de ella
solo está a 30 minutos caminando desde su casa, para tener más posibilidades de
ser una de las 20 personas que alcanza ficha, para la consulta con el Ginecólogo
y poder hacerse sus estudios, ya que empiezan a repartir dichas fichas después de
las 9:30 de la mañana. Esto es después de que “Las señoritas enfermeras”
dialogan e intercambian catálogos de productos al tiempo en que toman café o
atole con el concebido tamal sin faltar la que está a dieta y pide su licuado y
su cóctel de frutas, con ello retrasando aún más la espera, pero diría la
señora Estela, son las enfermeras y no las tenemos que molestar ya que nos
hacen un favor en atendernos pues como es de gobierno no nos queda de otra. Y
tener que aguantar la amabilidad de todo aquel que tiene trabaja en gobierno.
Pues bien asi,
entre chismorreos y quejas tanto de enfermeras como de otra gente que también como
la Señora Estela se veía obligada a recurrir a ese hospital dieron las 10:30 de
la mañana y por ser la tercera en la fila le tocó el turno de pasar con el médico,
que era un joven de aproximadamente 30 años de edad, que la recibió muy
amablemente, el cual viendo el semblante de la Señora Estela le pregunto – ¿Viene
en ayunas? – a lo que ella responde – Si doctor, ya que la vez pasada me
regresaron por haber comido un pedazo de pan con un vaso de café que unas
personas muy amablemente estaban regalando aquí afuera, entonces por eso desde
ayer a medio día no he comido; muy optimista dice: Para salir bien en mis
estudios doctor.
A lo que el doctor
con una sonrisa desdibujada en su rostro y diciéndole: No se preocupe madrecita
estos estudios que se le van a realizar no requieren de que venga en ayunas. En
ese momento el doctor se dirige a su mochila y saca de esta un licuado de esos
que venden en las tiendas de conveniencia y un par de barras energéticas y se
las entrega diciendo: Antes de cualquier cosa tenga cómaselas para que salga
bien en sus estudios.
Quedando la Señora
Estela apenada y diciéndole: Doctor como cree eso le costó muy caro y yo no
tengo con que pagárselos. A lo que el Doctor le replica, Me lo pagara si usted
se lo come y sigue mis indicaciones para que salga bien en sus estudios. Y le
toma la mano diciéndole, no se preocupe madrecita y ya coma, hágalo despacio, tómese
su tiempo. 10 minutos después el doctor comienza con su habitual interrogatorio
dando con ello inicio a la consulta.
- Nombre completo por
favor- dijo el Doctor.
- Estela Sánchez Jiménez
- Edad
- 52 años
- ¿Cuándo se realizó
su último estudio?
- Nunca lo he hecho
- En un momento la
enfermera le tomara más datos- indicándole que pasara a un cubículo y se denudara
para que se pusiera una bata y después se subiera a la mesa de exploración.
Transcurrida dicha exploración
y después de obtener las muestras el doctor indica a la señora Estela que se
levante y se dirija a otro aparato en el cual le pide que se desnude de la
parte superior para realizarle una revisión mas y la señora Estela le dice
preocupada:
- Doctor, yo solo
venia por un estudio, ¿Me irán a cobrar más?
- No se preocupe,
todo esto es gratuito - repuso el doctor, que posteriormente le indico que ya
se podía vestir y tomara asiento, para poder continuar el interrogatorio de
rutina.
- ¿Cuántos partos
ha tenido?
- Tres partos he
tenido doctor
- ¿Qué edades tiene
sus hijos?
- Treinta, veinticinco
y siete – repuso rápidamente la señora Estela
- Muy bien –
responde el doctor haciendo una nota y entregándole una receta la señora – Pase
a la farmacia del hospital donde se lo surtirán gratuitamente
- ¿Cree que tengan
todo el medicamento aquí doctor? – dijo la señora Estela preocupada
- No se preocupe – respondió
el doctor amablemente
- Es que no quiero hacer
mas cola porque es muy tarde y en mi trabajo no puedo faltar y pues hoy solo me
van a pagar medio día
- ¿En que trabaja
señora Estela? – pregunta el doctor
- Con una vecina aquí
en el tianguis de Llano de Báez, ayudándole en su puesto de tacos y quesadillas,
y hoy acabamos tarde y todavía tengo que llegar a mi casa a componer unas láminas
que se movieron con el aguacero de anoche y se va a mojar el material que me
llevaron para limpiar – responde la señora Estela
- ¿No tiene quien
le ayude? – pregunto preocupado el doctor
- Ay doctor, solo
vivo con mi niño pequeño, ya que los grandes ya hicieron su vida y pues mi
marido murió hace cuatro años en un asalto en la combi que él manejaba.
Pues si bien, ese
es un pequeño fragmento de la vida de la señora Estela Sánchez, no podemos dejar
de pensar que no es el único caso, ya que como este se cuentan por millones en
este México que a más de 100 años de la “Revolución”, los pobres siguen siendo más
pobres y los ricos unos cuantos y más ricos.
“Un trato injusto”
Por: Mendoza Tavera Selina
Era el jueves 12 de
abril del 2018, cuando acompañaba a mi hermana a la FES-Cuautitlán y para ello teníamos
que tomar el “Mexibus” con dirección a la estación terminal la quebrada que se encuentra
en el municipio de Cuautitlán Izcalli, nosotras nos encontramos en el municipio
de Ecatepec, frente a la estación “El Carmen”, lugar donde abordamos dicho
trasporte público, cuando repentinamente nos habla una persona pidiéndonos de
favor que si lo podíamos ayudar a cruzar la avenida y poder tomar el mexibus,
volteando a ver y dándonos cuenta que era un ancianito con un bastón en la mano
que usan las personas invidentes, a lo que rápidamente nos acercamos a él y
corroborando que efectivamente es ciego.
Nos dispusimos a tomarlo por el brazo
y preguntarle hacia donde se dirige, a lo que el ancianito nos contesta en tono
muy alegre, voy a Guadalupe victoria a recibir lo de mi apoyo del gobierno y
mis despensas ya que allá las va a entregar el señor gobernador, y pues ahorita
tratare de irme para allá.
Mi hermana le
pregunta ¿cómo se va ir hasta allá usted solo, asi como está usted? Y el señor
responde, ya me acostumbre a pedir ayuda aunque mucha gente me dice que soy un
estorbo o que no tienen tiempo para ayudarme a cruzar la calle o tomar un
trasporte, aunque en ocasiones me acompaña una de mis hijas pero hoy no le
quise decir ya que me quita lo de mi pensión y tengo que andar pidiendo limosna
para poder comer. Lo ayudamos a cruzar y abordamos con él, el mexibus, diciéndole
que nosotras lo íbamos a bajar en la estación que le correspondía que no se
preocupara.
Dando con ello
inicio a una triste pero amena plática y contándonos que se llamaba Catarino
Aguilar que era originario del estado de Guanajuato, tenía 78 años y que una
enfermedad hace muchos años le quito a su esposa. Le preguntamos que aparte de
su hija quien más tenia de familia y él dijo, tengo más familia allá en el
pueblo pero desde que mis padres me trajeron a la capital jamás regresamos. Asi
nos enteramos también que el Señor no era ciego de nacimiento y que la visión la
había perdido un poco después de enviudar, porque como él decía se tiro a la tomadora
de la pena de haber perdido a su esposa, llegando a ser uno más de los borrachos
de su colonia. Fue en ese tiempo cuando por tomar bebida adulterada después de
una borrachera paro en el hospital, y los doctores le dijeron que quedo ciego
por beber alcohol adulterado.
Recordando esto él
dice: era de oficio mecánico, tenía mi casita y mi taller pero después de
quedar ciego y con el paso del tiempo vendí todo y ahora me dan permiso de
vivir en un terreno donde guardan unas pipas de agua. Esto allá por la colonia
Vista Hermosa, gracias a dios que no pago renta, aunque a veces trato de
ayudarles a los de las pipas.
Entonces nosotras
con gran curiosidad le preguntamos porque tiene que ir usted hasta otra colonia
muy lejos de donde vive, a lo que él nos contesta – Pues tenemos que irle a
aplaudir y darle las gracias al señor Gobernador ya que si no vamos nos pasan
lista y nos quitan las despensas y el dinerito que nos dan.
En ese momento llegábamos
a la estación Guadalupe Victoria lo acompañamos hasta afuera de la estación en
donde nos percatamos que había un camión con una persona que nos preguntó que
si íbamos al evento del gobernador y si era nuestro familiar. A lo que don
Catarino responde – Si, yo voy a recoger mi despensa y mi apoyo económico,
ellas son unas personas que amablemente me ayudaron a cruzar la calle y quitándoles
su tiempo me trajeron hasta aquí, vengo desde vista hermosa.
Dicha persona únicamente
se limitó a preguntarle que si llevaba su credencial y su tarjeta. A lo que don
Catarino llevándose la mano a la bolsa y dibujándosele una sonrisa, dice – Si, aquí
la traigo muy segura – Y esta persona nuevamente limitándose a contestar - Entonces
súbase en cuanto se llene el camión, nos vamos al evento - . A lo que yo le
respondo bastante irritada: Oye que te pasa no te das cuenta que el señor es
ciego y no se puede subir solo, además de que es un anciano. Contestándome esta
persona – Pues sí pero ya sabe el señor que tiene que venir acompañado de una
persona que lo asista, ya que no es el único – Mi hermana ya bastante molesta le
dice – Dame permiso - y lo ayuda a abordar el camión, en ese acto don Catarino
le dice – No le diga nada por favor, no vaya a ser que me quiten el apoyo –
Con una tremenda
impotencia únicamente nos limitamos a decirle a esta persona – Ojala y a tus
familiares viejitos no los traten igual otra persona como tú - . Alejándonos de
ese lugar para nuevamente abordar el mexibus y continuar nuestro trayecto.
Quedándonos con
esta reflexión, como es posible que los gobiernos y las personas que trabajan
en el sean tan insensibles y usen a las personas más desfavorecidas como viles
objetos sin importancia para engrosar sus mítines y exponiéndolas a los muchos peligros
que se pueden encontrar y haciéndonos esta pregunta ¿Esto solo pasara en México?
Todo esto fue un suceso fortuito que hoy recordamos mi hermana y yo...
“Una cara de la niñez mexicana”
Por: Mendoza Tavera
Selina
Platicando en mi
casa sobre el trabajo a realizar llego mi tío, que al escuchar la plática que teníamos
nos dijo:
- ¿Por qué no
relatas brevemente la vida del Jordan y su hermana?
- Los dos niñitos
que viven en la otra colonia y que luego andan todo el día deambulando en la
calle – dijo mi mamá
- Si, de esos mismo
– respondió mi tío
Comenzando asi lo
que a continuación les transcribo
Jordan y Pamela son unos niños de entre 9 y 11 años de edad respectivamente, los cuales, técnicamente no son de la calle ya que tienen padres y viven con los abuelos, pero desgraciadamente ambos padres aunque muy jóvenes mayores de 25 años, son drogadictos, los cuales en contadas ocasiones se les ven haciendo trabajos muy informales: limpiando parabrisas en los cruceros o vendiendo dulces en los mismos y tal vez con un poco de suerte, realizando pequeños mandados con los vecinos de la zona, obteniendo asi los muy escasos ingresos, los cuales únicamente destinan para la compra de solventes con los cuales se drogan. En muchas de las ocasiones se les llego a ver prácticamente tirados en las banquetas de la avenida bajos los efectos de estos solventes y en no pocas ocasiones Jordan y Pamela tratando de levantarlos para llevarlos a casa de sus abuelos en donde viven en un pequeño cuartucho.
Estos niños a pesar
de la indiferencia de la gran indiferencia de sus abuelos y la comunidad,
tratan de ganarse los alimentos haciendo favores a algunos comerciantes de la
zona (verduleros, panaderos…), que a cambio de dichos favores reciben alguna
fruta, refresco, pan o algo comestible, y en algunas ocasiones algo de ropa o
calzado usado y diciéndoles “No te damos dinero porque tus padres te lo quitan
y lo usan para su droga y además no vayas a terminar como ellos”.
Agrego mi tío que
en una ocasión les pregunto que si no van a la escuela y le contestaron que “Mis
papás ya no nos dejan ir y dicen que además es pura perdedera de tiempo”,
añadiendo Pamela “A mí se me gustaba la escuela porque si quiero estudiar, pero
mis papás se enojan cuando me encargan cosas que tengo que llevar al escuela y
me dice que ellos no tienen porque tirar el dinero a la basura”
En cambio Jordan
dice “Que bueno, a mí no me gusta ir, porque los maestros solamente me regañan
porque no cumplo con lo que me piden y no llevo el uniforme”
Una vez más nos
damos cuenta del desnaturalizado sistema gubernamental que tenemos en México,
que aun y con instituciones que tienen la obligación de apoyar a los menores en
situación vulnerable hacen caso omiso de ello.
Por otra parte las
mismas autoridades limitan a los ciudadanos de buena voluntad que pudiesen
hacerse cargo de dichos menores, poniendo un sinfín de requisitos y mil y un
pretextos, que si los desobedeces te haces acreedor a graves delitos.
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